La comunidad educativa y la participación del estudiante y las familias

    ¡Hola a todos! Hoy voy a tratar el tema de la comunidad educativa. La escuela, la familia o la sociedad, no deben verse nunca como cosas aisladas, sino que están interrelacionadas conformando lo que conocemos como la comunidad educativa. Como futuros docentes, no debemos olvidar esto y hay que tenerlo siempre en cuenta. 

La comunidad educativa 

    La comunidad educativa se define como el grupo que conforman los docentes, los equipos directivos, los estudiantes, la familia, el Estado y el personal no docente. Todos los que forman la comunidad educativa tienen voz dentro de esta, se busca que tengan el derecho real a participar y a tomar decisiones tanto en la propia comunidad como en el contexto en el que se encuentra la escuela. Actualmente, se empieza a considerar a la comunidad educativa como una sociedad educativa en su lugar, pues dentro de esta se dan pequeños grupos o comunidades, de profesores, de estudiantes, etc., quienes tienen su propia forma de organización y representación simbólica de su realidad. 

    Sin embargo, muchas veces se olvida este concepto de comunidad en el que todos tienen derecho a la participación y la escuela se ve como una organización formal con su propia estructura establecida por un decreto ley e invariable. Si se toma la comunidad educativa como la escuela únicamente, con la importancia de los docentes, equipo directivo y personal no docente, que se rigen por unas leyes que no se pueden modificar, olvidando a las familias, el contexto que rodea a nuestros alumnos, sus intereses y ambiciones, se estará dejando de ser una comunidad educativa.

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Participación del estudiante 

    Muchas veces se defiende que sí hay una participación real gracias al consejo escolar de los estudiantes. Sin embargo, la representación de los alumnos no tiene voto (en Educación Primaria) y a pesar de tener voz, como no se enseña a los alumnos y alumnas a que pueden participar, a que tienen ese derecho y que pueden hacer uso de él, y que sus ideas y opiniones serán escuchadas y valoradas como las de los demás. Además, en mi opinión, esta desvalorización de la opinión cuando se es estudiante, el no ser escuchado, puede ser trasladado a cuando se es adulto, a pensar que no tienen valor lo que se opine si no se tiene un cargo de poder.

    La comunidad educativa se debe adaptar a todas las realidades que viven los alumnos y sus familias, que se ven afectados por los cambios y los asuntos sociales. Puede darse mucho aprendizaje cuando se involucra la realidad de los estudiantes en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Se debe trascender más allá de lo exclusivamente académico.

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Participación familiar

    Los maestros deben conocer los cambios que se dan en las familias y actuar en consecuencia, dando importancia a lo que ocurre en la vida de los estudiantes. La participación familiar se puede dar de manera activa, a través de las Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (AMPA) y de los Consejos Escolares; de forma pasiva, formando a sus hijos. No obstante, no se debe fomentar una participación extrema de las familias sin tener en cuenta el contexto en el que viven, viene a ser su edad, nivel formativo, nivel socioeconómico y cultural… El hecho de mandar tareas con un grado de dificultad bastante elevado para que sean al final los padres quien hagan la mayor parte del trabajo sin tener en cuenta su horario laboral, la imposibilidad de compatibilizar horarios, los recursos con los que cuenten…. Esta no es la participación que se debe fomentar como docente. 

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Comunidades de aprendizaje 

    Considero que las comunidades de aprendizaje representan el ideal de comunidad educativa que debería existir. El aprendizaje basado en el diálogo y en la valoración de las opiniones de todos los componentes de la comunidad educativa: familia, sociedad y alumnos, así como docentes y equipo directivo y administrativo, y el hecho de dar la importancia que merecen, se transmite a la sociedad. De hecho, los futuros ciudadanos en los que se quiere transformar a los niños y niñas, sabrán convivir mediante el diálogo y sabrán que sus ideas deben ser escuchadas y valoradas, independientemente de su posición de poder, puesto que todo ciudadano tiene derecho a la participación social. 


    En conclusión, la comunidad educativa y la participación de todas las partes que la conforman debe ser activa y real y debe tenerse en cuenta a todos por igual, siempre sin olvidar la realidad social y el contexto en el que existe dicha comunidad educativa. El diálogo y la escucha activa siempre es la mejor opción para lograr la participación y la formación de ciudadanos democráticos. 

Sofía Rodríguez

Referencias bibliográficas

Roa, C.J. y Torres, W. (2014). ¿Comunidad educativa o sociedad educativa? Educación y Ciudad (27), 139-146. 

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